Literaria

LITERARIA

De la misma manera que la pintura, mi afición por la escritura se remonta a mi tierna infancia, cuando en el colegio del pueblo nadie me ganaba a la hora de hacer redacciones, en las que la imaginación desempañaba un papel principal.

A pesar de que ya he publicado varias obras, me considero un escritor aficionado. Para mí, el profesional es aquel que vive o intenta vivir de su capacidad para plasmar sobre el papel historias, hechos o vivencias que realmente valen la pena y que tienen capacidad de interesar a un público lector.

Yo, como ingeniero técnico, soy un profesional de otro ámbito. Reconozco que me hubiese encantado tener la suficiente osadía para intentar dedicarme exclusivamente a esta afición, por no decir vicio, que es la escritura, junto con mi otra gran obsesión, la pintura.

Mi obsesión por escribir es vocacional y siempre la he llevado dentro. Sin embargo, desgraciadamente, por una razón u otra, no he comenzado a practicarla seriamente hasta cumplidos los cuarenta.

La imaginación es la herramienta que más utilizo para escribir. Ya sea dando vida a hechos reales o planteando relatos de ficción, intento que esta herramienta maravillosa que tenemos los humanos que es la mente me lleve a mí y a mis lectores por caminos seductores y apasionantes.

Para conseguir este propósito, me pongo en la piel de mis personajes, de manera que soy yo mismo quien vive las situaciones que imagino, los sentimientos que comparto y los hechos que describo. Mi objetivo es cautivar con los sentimientos y conseguir la complicidad de los lectores hacia mis personajes. Supongo que como todos los escritores.